lunes, 16 de abril de 2007

Los extremos se tocan

Somos las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con nuestros hijos los errores de nuestros progenitores.
Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, somos los padres más dedicados y comprensivos, y a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia. Lo grave es que estamos lidiando con unos niños mas "igualados", beligerantes y poderosos que nunca.
Así, somos la última generación de hijos que obedecieron a sus padres, y la primera generación de padres que obedecen a sus hijos.
Los últimos que le tuvimos miedo a los padres y los primeros que les tenemos miedo a los hijos. Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.
Lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos nos falten el respeto.
En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal.
En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con respeto. Y buenos hijos a los niños que eran formales e veneraban a sus padres.
Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre nosotros y nuestros niños se han ido desvaneciendo, hoy los buenos son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten. Y son los hijos quienes ahora esperan el respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias y su forma de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin.
Como quien dice, los roles se invirtieron y ahora son los papas quienes tienen que complacer a sus hijos y ganárselos y no a la inversa, como en el pasado.
Esto explica el esfuerzo que hacen hoy tantos papas y mamas por ser los mejores amigos y parecerles "a todo dar" a sus hijos.
Se ha dicho que los extremos se tocan. Y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos.
Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para donde van. Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga.
Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante liderándonos y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad.
Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo una sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros ni destino.
"Los limites ubican al individuo."

1 comentario:

Xelda45 dijo...

Mi querido Aries: ¿Se trata de algo espontáneo o es sólo pura precipitación? ¿Es ésta la clase de atención que quieres? Relájate en lo ilimitado y sé suave contigo mismo. Los desafíos son oportunidades para permanecer en calma en el centro del ciclón.

“Nada puedes hacer para crear lo nuevo, porque cualquier cosa que hagas hará parte de lo viejo, hará parte del pasado. Pero eso no quiere decir que tienes que dejar de actuar. Se trata de actuar sin voluntad o dirección o impulso de tu pasado. Actúa sin voluntad o dirección o impulso alguno del pasado, y entonces se actúa meditativamente. Actúa espontáneamente. Permite que el momento sea decisivo. No impongas tu decisión, porque la decisión vendrá del pasado y destruirá lo nuevo. Actúa simplemente en el momento, como un niño. Abandónate completamente al momento y encontrarás cada día nuevas aperturas, luz nueva, nuevas revelaciones. Y, estas revelaciones nuevas seguirán cambiándote".

Osho, tomado de: El Sutra del Diamante, capítulo 4