lunes, 28 de enero de 2008

NO VEAN ESTE VIDEO!!!!!!

El otro día, me llego un mail con una petición de firmas. Antes de poner en mi nombre en la lista, me intereso ver el video adjunto en el mensaje, mas que nada para saber que era lo q estaba firmando.
Todavia estoy algo espantado de lo que vi, no recomiendo que vean este video, es terrible. Soy capaz de postearlo en mi blog por el simple hecho de no huir de los problemas, sino afrontarlos (igualmente por nada en el mundo me animaria a verlo una vez mas).
De mi parte, y perdon por generalizar, odio a los chinos!!!!!. Y decir odio es feo, es una palabra fea, y no me gusta odiar a nadie, pero la gente que hace estas cosas deberia sufrir de la misma forma. Me siento indignado y de brazos cruzados, una impotencia que es dificl de explicar con palabras.
Espero por el bien de estos animales exista gente que los pueda ayudar!!!!!!!!



Pledge to go fur-free at PETA.org

¿Ciencia vs ética? Cuando en el debate se va la vida


El nacimiento de la beba española para favorecer el tratamiento contra la leucemia de su hermana encendió la polémica. "Si pudiera salvar a un hijo y eso implica manipular células lo haría", dijo un profesional consultado por Infobae.com


El caso se dio a conocer al mundo esta semana. La pequeña Erine Cabrera tiene cuatro años y padece leucemia. Sus padre decidieron traer al mundo a Izel, su hermana, que nació para ser la donante de células madre provenientes de su cordón umbilical.


“Es un tema de debate; hoy la ciencia permite que una pareja que tiene riesgo de descendencia anómala pueda seleccionar un embrión sano y hacer que se convierta en su hijo”, explicó a Infobae.com el doctor Román Bayo, médico hematólogo y director médico de Matercell, el primer banco de células madre de cordón para uso propio de América del Sur.


El banco funciona en el país desde octubre de 2003 y su puesta en funcionamiento fue posible luego de que el profesional contara con un largo antecedente en trasplante de médula ósea.


“La sangre de cordón me pareció que era la fuente del futuro de provisión de células para trasplante”, contó Bayo, quien agregó que no tuvo demasiadas posibilidades de armar un banco público hasta que pares suyos advirtieron que “estos bancos funcionaban en el ámbito privado” y lo desarrollaron.


Consultado acerca de las controversias que este tipo de procedimientos genera respecto al “uso” que se hace de la ciencia, el profesional destacó: “Si la ciencia permite –por ejemplo- cortar una cadena de transmisión anómala y que nazca una persona sin problemas, es más que positivo”.


“Creo que lo que no está bien es no hacerlo si existe la necesidad de los padres de mejorar su descendencia”, destacó el profesional, quien preguntó: "¿Seleccionar un embrión para darle a un niño enfermo la chance de salvarle la vida, está mal?"


Para Bayo, otro tema a tener en cuenta será “cómo se sentirá el niño traído al mundo para salvar a su hermano”, por lo cual los padres deberán estar preparados para responderle –por ejemplo- cuando el menor se pregunte si lo querían a él o ansiaban tanto el bienestar del otro que fueron capaces de traerlo al mundo para salvarlo.


“Si yo tuviera un hijo gravemente enfermo y podría salvarlo lo haría aunque eso implique manipular células”, aseguró el médico sin dudarlo, a lo que agregó que “una persona no es un conjunto de células”, por más que le queramos dar esa categoría. Y explicó: “Un embrión tiene la potencialidad de transformarse en persona, pero no lo es, a diferencia de cuando es feto que sí ya tiene vida”.


En ese sentido, Bayo consideró que “lo que uno no tendría que hacer es dañar; crear un feto para hacer uso de su hígado y después descartar el individuo me parece espantoso, pero si elijo entre un conjunto de células amorfas que no tienen sensaciones ni nada que se le parezca las más adecuadas para llevar adelante la generación de una persona completa no me parece mal”.


“Si no hay donante para mi hijo enfermo, ¿voy a dejarlo morir?”, insistió el profesional.


Por qué guardar células madreBayo observó que desde hace unos años, “la gente conserva las células madre porque tiene expectativas; porque saben que es importante y que la importancia va a ser más con el tiempo”.


“La utilización de células de cordón para regenerar células de medula ósea no es la mayor”, comentó el hematólogo, quien destacó que “la posibilidad de regenerar tejidos en general (cardíaco, renal, hepático) es la que más interesa”.


“Lo primero que se supo en la materia es que en la médula había células capaces de regenerar médula ósea y que tomando una porción pequeña de médula y trasplantándola a otra persona, ésta recuperaba su función de fabricar sangre”. Así fue que empezaron los trasplantes de medula ósea en los años 60.


Así funcionaron las cosas hasta que se descubrió que esas células eran “capaces de transformarse en otra cosa y que podrían servir no sólo para regenerar medula ósea sino tejido que podría ayudar a revertir una serie de patologías”.


“En la práctica, hay pocas personas que necesitan regeneración de médula ósea, en cambio muchas que necesitan regenerar tejidos neurológicos, cardiológico, endocrinológicos”, dijo Bayo quien concluyó: “La célula autóloga (la de la propia persona) es la mejor que puede recibir un ser humano, si es sana y funcional, por lo que si se la guarda es posible que sirvan para regenerarnos en el futuro y mejorar un estado de salud”.


El procedimientoTras el parto, se guarda la sangre del cordón umbilical, que se “recolecta en una bolsa similar a las de donación, con anticoagulante e identificada con código de barras”.


Luego se la lleva al laboratorio, donde, además de ver la calidad de la muestra, (a veces es escasa y no se congela porque no va a servir) se cuentan las células y se ven las características, al tiempo que se eliminan la mayor cantidad de glóbulos rojos y plasma.


“En el país tenemos una técnica estandarizada con la utilizada en los bancos de los EEUU”, puntualizó Bayo.

La ciencia cada vez más cerca de crear la primera vida artificial en un laboratorio

Con el artículo publicado en al edición online de la prestigiosa revista Science, la biología quedó un paso más cerca de la posibilidad de crear el primer ejemplar de vida artificial en un laboratorio. Los biólogos del Craig Venter Institute armaron -en tubos de ensayo- el primer genoma completo y artificial de la bacteria más simple conocida.
Claro que ahora falta cumplir el próximo paso: deben probar si, transplantándolo, logra darle vida a una bacteria artificial, objetivo que esperan probar a lo largo del 2008.

El genoma fabricado fue una copia del de una bacteria común, el Mycoplasma genitalium que suele habitar como huésped en el organismo humano y es la más pequeña conocida, en términos de genoma.

Para la ocasión se lo bautizó como Mycoplasma genitalium JCVI-1.0.

El nacimiento de Mycoplasma genitalium JCVI-1.0

Para lograr este resultado trabajaron 17 investigadores en el Craig Venter Institute (JCVI), institución dirigida por, justamente, Craig Venter que ha estado implicado en temas de genética como la catalogación del ADN humano, desde hace décadas. Venter fue el gran impulsor en el desarrollo de los delicados métodos y técnicas que ahora puso a punto este equipo y que logró completar el rompecabezas que conforma la estructura de ADN más compleja hasta ahora armada artificialmente. De hecho, el genoma de marras está compuesto por 582.970 pares de bases.

Para hacerlo posible se trabajó durante años, armando y ensamblando cadenas de ADN cada vez más grandes. El trabajo final terminó enganchando 101 casetes con información genética, cada uno conteniendo entre 5.000 y 7.000 pares de bases de código genético.

Además, la manipulación incluyó marcar el ADN sintetizado con secuencias únicas para una vez completado e insertado en una bacteria- poder estar seguros de que es el ADN fabricado el que está funcionando.

Con este paso, el segundo, queda por delante dar y comprobar el tercero y final: transplantar el genoma recientemente sintetizado en el laboratorio a una bacteria natural, a la que previamente- se la despojará de su ADN original. Todo culminará si ésta combinación logra desarrollarse y la bacteria se reproduce en forma normal.

Como ejemplo de lo difícil que fue llegar a este resultado, vale recordar que hasta ahora- la molécula de ADN más grande sintetizada tenía un largo de 32.000 pares de bases. Por lo tanto, lograr el genoma de la M. Genitalium -que tiene más de 580.000 pares de bases- es algo realmente complejo. Sobre todo porque cuanto más grande es más frágil.

Y ahora el paso final

El próximo paso también es posible, aunque llevará su tiempo y no se sabrá su resultado. Pero el instituto Venter ya ha probado que es posible transplantar un genoma de una bacteria a otra y que el organismo funcione normalmente.

La vida artificial, por ahora en forma de bacteria, está cada vez más cerca.

domingo, 13 de enero de 2008

martes, 1 de enero de 2008

American Gangster



En los años ’70, en Harlem, un hombre negro llamado Frank Lucas monopolizó el negocio de la heroína y se convirtió en poderoso y multimillonario. Basándose en su historia, y con las actuaciones de Denzel Washington y Russell Crowe, el director Ridley Scott ejecuta una narración de ascenso y caída donde se relata también una época, un sistema, y tal vez hasta un mundo que termina.



Un título tan amplio como American Gangster promete todo o nada: o bien un relato más o menos ya visto con personajes reciclados (y un efecto cool cimentado por años de películas muy divertidas como Buenos muchachos, Tiempos violentos y Los infiltrados), o en el mejor de los casos hasta una gran épica de la mafia capaz de arrimarse al menos en ambición a las cimas de Érase una vez en América.

Escrita por Steve Zaillian (La lista de Schindler, Pandillas de Nueva York), ofrecida alguna vez por Universal a Brian De Palma (pensando en su Scarface, seguramente) y finalmente dirigida por Ridley Scott, American Gangster no es ni una cosa ni la otra pero termina por darle un sentido muy preciso a su título. Zaillian basó su guión en un “El regreso de Super-Fly”, un artículo del periodista Mark Jacobson publicado hace siete años en la revista dominical del New York Times, que consistió básicamente en una entrevista a quien fuera el rey de la heroína en Harlem a principios de los años ’70, Frank Lucas, y cuyo título alude a Super Fly, un clásico del blaxploitation cuyo protagonista era un dealer. American Gangster formula su historia como una de ascenso y caída donde no sólo se retrata en paralelo la construcción de dos personajes sino que con ellos se relata también una época, un sistema, y tal vez hasta un mundo que termina dando paso a otro.

Los dos personajes a los que seguimos simultáneamente son Lucas (Denzel Washington), y Richie Roberts (Russell Crowe), policía de Nueva Jersey a quien se le encarga crear su propia e informal división antinarcóticos. A la muerte, en 1968, de su jefe, el legendario Ellsworth “Bumpy” Johnson (el Jefe en Harlem desde los años ’30) Lucas comienza a construir su imperio sobre las transparentes lecciones de su mentor: para apoderarse del negocio hay que eliminar a los intermediarios. Y diseña un plan para importar heroína de máxima pureza del sudeste asiático, contrabandeándola en aviones del ejército norteamericano. Cuando sus proveedores orientales le preguntan para quién trabaja, reciben con incredulidad su respuesta: “Para mí”. Simultáneamente vemos a Roberts lidiar con su ex mujer, pero fundamentalmente con sus compañeros de trabajo, enfurecidos con él que, de tan honesto que es, devuelve el millón de dólares descubierto e incautado en un caso, en lugar de “compartirlo” con los muchachos (un vínculo directo a Sérpico entre numerosas citas a Contacto en Francia, dos títulos de la época). Los paralelos son marcados sin sutilezas en el guión de Zaillian y la dirección y el montaje de Scott: Lucas (un marido dedicado y fiel) y Roberts (un mujeriego que no puede con su vida familiar) llevan adelante sus respectivas tareas “limpiamente” (una noción que en la película va mucho más allá de la legalidad). Lucas se convierte en todo un empresario: su heroína, comercializada bajo el nombre Blue Magic, se vuelve popular por ofrecer el doble de pureza a la mitad del precio de los otros “productos” que circulan por los barrios. Roberts se dedica a su trabajo con mucha más honestidad y por mucho menos dinero que sus compañeros.

De algún modo American Gangster aborda una parte del Gran Relato de la Historia de la Mafia en Norteamérica que empezó a narrarse en El Padrino, cuando el propio Vito Corleone se rehúsa rotundamente a participar del nuevo negocio millonario de la droga, que tal vez sea la marca más significativa del inicio de una era, quizá la fundación de la mafia contemporánea. Víctima de ataques racistas durante su niñez en Carolina del Norte (a manos de la policía, él y toda su familia, quienes luego serán sus empleados) Lucas nunca se define como un “afroamericano”, sino como un norteamericano orgulloso de vivir en el mundo libre. Lucas encarna el triunfo de un nuevo capitalismo, que cree en la libre competencia y elimina a sus rivales con armas nobles. Cerca del final, Roberts lo extorsiona amenazándolo con llamar a declarar en la corte a la mafia siciliana. El ascenso, le dice, de “un hombre de negocios negro, representa para ellos el progreso. Un tipo de progreso que les va a hacer perder mucho dinero”. Frente a la mafia italiana tradicional, Lucas encarna al empresario criminal norteamericano por excelencia.

Pero Roberts está menos obsesionado con encerrar de por vida a Lucas que por acabar con la red de corrupción policial encabezada por el arrogante detective Trupo (un gran, usualmente desperdiciado, Josh Brolin) que ha estado viviendo de las comisiones del narcotráfico y humillando y entorpeciendo a uno y a otro por largo tiempo. En la vida real, cuando Roberts finalmente atrapó a Lucas, negoció con él para atrapar a los verdaderos malos, y eventualmente se convirtió en su representante legal, consiguiéndole al narcotraficante una reducción de su pena de 70 a 15 años. En la actualidad ambos son amigos.

American Gangster no es, está claro, una película de policías buenos y mafiosos malos. Los verdaderos villanos son los policías malos. Y de alguna manera, uno no puede dejar de sentir cierta simpatía por el tipo que hace un millón de dólares diarios en las calles de Harlem con heroína ingresada al país en los ataúdes de los soldados norteamericanos muertos en Vietnam. Scott pega una secuencia de imágenes sórdidas de muertos por sobredosis a un posterior encuentro entre Lucas y su principal competidor en Harlem, Nick Barnes (interpretado por Cuba Gooding Jr., y personaje real que es centro de un documental actual llamado Mr. Underground que estaría bueno poder ver en Argentina), en el que el Zar lo increpa por adulterar su producto y de esta manera perjudicar la marca que ha consolidado en el barrio (vender el “Blue Magic” fraccionado es violación de marca registrada, dice Lucas sin perder la calma). El efecto es sugestivo: esos negros muertos por sobredosis a los que nos expone la película han consumido heroína de la mala. Visto de esta manera –desde el punto de vista de Lucas, el self made man que no puede menos que fascinar– puede tomarse como una película a favor de la heroína “buena”. Una súper-heroína, un criminal honesto y policías malditos para el retrato salvaje de una brutal paradoja en el corazón mismo del american way of life.