lunes, 28 de enero de 2008

¿Ciencia vs ética? Cuando en el debate se va la vida


El nacimiento de la beba española para favorecer el tratamiento contra la leucemia de su hermana encendió la polémica. "Si pudiera salvar a un hijo y eso implica manipular células lo haría", dijo un profesional consultado por Infobae.com


El caso se dio a conocer al mundo esta semana. La pequeña Erine Cabrera tiene cuatro años y padece leucemia. Sus padre decidieron traer al mundo a Izel, su hermana, que nació para ser la donante de células madre provenientes de su cordón umbilical.


“Es un tema de debate; hoy la ciencia permite que una pareja que tiene riesgo de descendencia anómala pueda seleccionar un embrión sano y hacer que se convierta en su hijo”, explicó a Infobae.com el doctor Román Bayo, médico hematólogo y director médico de Matercell, el primer banco de células madre de cordón para uso propio de América del Sur.


El banco funciona en el país desde octubre de 2003 y su puesta en funcionamiento fue posible luego de que el profesional contara con un largo antecedente en trasplante de médula ósea.


“La sangre de cordón me pareció que era la fuente del futuro de provisión de células para trasplante”, contó Bayo, quien agregó que no tuvo demasiadas posibilidades de armar un banco público hasta que pares suyos advirtieron que “estos bancos funcionaban en el ámbito privado” y lo desarrollaron.


Consultado acerca de las controversias que este tipo de procedimientos genera respecto al “uso” que se hace de la ciencia, el profesional destacó: “Si la ciencia permite –por ejemplo- cortar una cadena de transmisión anómala y que nazca una persona sin problemas, es más que positivo”.


“Creo que lo que no está bien es no hacerlo si existe la necesidad de los padres de mejorar su descendencia”, destacó el profesional, quien preguntó: "¿Seleccionar un embrión para darle a un niño enfermo la chance de salvarle la vida, está mal?"


Para Bayo, otro tema a tener en cuenta será “cómo se sentirá el niño traído al mundo para salvar a su hermano”, por lo cual los padres deberán estar preparados para responderle –por ejemplo- cuando el menor se pregunte si lo querían a él o ansiaban tanto el bienestar del otro que fueron capaces de traerlo al mundo para salvarlo.


“Si yo tuviera un hijo gravemente enfermo y podría salvarlo lo haría aunque eso implique manipular células”, aseguró el médico sin dudarlo, a lo que agregó que “una persona no es un conjunto de células”, por más que le queramos dar esa categoría. Y explicó: “Un embrión tiene la potencialidad de transformarse en persona, pero no lo es, a diferencia de cuando es feto que sí ya tiene vida”.


En ese sentido, Bayo consideró que “lo que uno no tendría que hacer es dañar; crear un feto para hacer uso de su hígado y después descartar el individuo me parece espantoso, pero si elijo entre un conjunto de células amorfas que no tienen sensaciones ni nada que se le parezca las más adecuadas para llevar adelante la generación de una persona completa no me parece mal”.


“Si no hay donante para mi hijo enfermo, ¿voy a dejarlo morir?”, insistió el profesional.


Por qué guardar células madreBayo observó que desde hace unos años, “la gente conserva las células madre porque tiene expectativas; porque saben que es importante y que la importancia va a ser más con el tiempo”.


“La utilización de células de cordón para regenerar células de medula ósea no es la mayor”, comentó el hematólogo, quien destacó que “la posibilidad de regenerar tejidos en general (cardíaco, renal, hepático) es la que más interesa”.


“Lo primero que se supo en la materia es que en la médula había células capaces de regenerar médula ósea y que tomando una porción pequeña de médula y trasplantándola a otra persona, ésta recuperaba su función de fabricar sangre”. Así fue que empezaron los trasplantes de medula ósea en los años 60.


Así funcionaron las cosas hasta que se descubrió que esas células eran “capaces de transformarse en otra cosa y que podrían servir no sólo para regenerar medula ósea sino tejido que podría ayudar a revertir una serie de patologías”.


“En la práctica, hay pocas personas que necesitan regeneración de médula ósea, en cambio muchas que necesitan regenerar tejidos neurológicos, cardiológico, endocrinológicos”, dijo Bayo quien concluyó: “La célula autóloga (la de la propia persona) es la mejor que puede recibir un ser humano, si es sana y funcional, por lo que si se la guarda es posible que sirvan para regenerarnos en el futuro y mejorar un estado de salud”.


El procedimientoTras el parto, se guarda la sangre del cordón umbilical, que se “recolecta en una bolsa similar a las de donación, con anticoagulante e identificada con código de barras”.


Luego se la lleva al laboratorio, donde, además de ver la calidad de la muestra, (a veces es escasa y no se congela porque no va a servir) se cuentan las células y se ven las características, al tiempo que se eliminan la mayor cantidad de glóbulos rojos y plasma.


“En el país tenemos una técnica estandarizada con la utilizada en los bancos de los EEUU”, puntualizó Bayo.

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